Se denomina bruxismo al rechinar o apretar de dientes de forma involuntaria. Aunque en sí misma no es una dolencia grave, se trata de un desorden funcional bastante frecuente que puede tener efectos nocivos sobre otros aspectos de nuestra salud, como dolor de cabeza, insomnio, dolor dental, muscular y de oído, depresión, problemas dentales y de masticación, etc
La toxina botulínica ha demostrado gran eficacia en el tratamiento de las distonías (cervicales, oromandibulares, faciales, etc.), el estrabismo, las migrañas o la sudoración excesiva en axilas, pies o manos, entre otras.
La toxina botulínica se aplica de forma ambulatoria con pequeñas inyecciones en los músculos motores de la mandíbula. Esto reduce sus contracciones involuntarias, pero sin afectar en absoluto a la capacidad de masticar. Aproximadamente 72 horas después, notarás sus efectos, que pueden prolongarse entre cuatro y seis meses después de la sesión, lo que sin duda es una enorme ventaja sobre otros tratamientos como las férulas que requieren su uso diario.
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